miércoles, 8 de febrero de 2023

¡Viva la libertad!

 Es difícil encomiar más la noción de libertad, tan querida en todas las épocas y desde la tierna infancia. Nos expresamos libremente y queremos libertad para hacerlo. 

Históricamente ha habido revoluciones en defensa de la libertad. Pero hay que decir que siempre pedían libertades concretas, frente al monarca o una autoridad fuerte y pidiendo un comportamiento libre que se impedía. Una libertad absoluta solo ha sido pretendida por el anarquismo posterior, puesto que el el primero tenía un alto aprecio por el hombre. Posteriormente, el anarquismo llegó a cometer asesinatos para llamar la atención sobre la dignidad del hombre. Realmente aberrante.

Una libertad absoluta lleva al caos, impide la autoridad, la norma, la convivencia. No habría leyes,  ni jueves y, en definitiva, ni bien ni mal. Una libertad absoluta es arbitraria. Cualquier intento de organización puede ser acusado de impedir la libertad. Incluso el hecho de postularla o decretarla, va contra la libertad de quien no esté de acuerdo. E definitiva, es la 'imposición' la que anula la libertad y contra la que nos solemos posesionar, incluso violentamente. Hoy se suele llamar 'fanático' a quien mantiene un modo de entender la vida o la convivencia. Pero fanático es, solamente, el que quiere imponer su modo de pensar. El resto puede opinar lo que quiera y adherirse a lo que le parezca oportuno. Eso sí, habría que tener en cuenta el bien.

Podría recordarse la prohibición de comer del árbol del bien y del mal. Recuerda Polo que Dios lanza al hombre por el camino del bien: cuidar el mundo, formar una familia, engendrar hijos y educarlos. Efectivamente, el bien es un valor superior a la libertad. Hacer el bien la encauza y le abre un camino indefinido. Y, así, la libertad del hombre ha sido inventiva, creadora. Dios crea la naturaleza, pero el hombre crea la cultura, una naturaleza artificial que abarca cualquier invención humana como el arte, la industria, la economía, el derecho, un sistema de virtudes, etc. que son como capas superpuestas que protegen y lanzan al hombre por la vía de progreso.

De todas maneras, aún hacer el bien es un proyecto por concretar. ¿Qué bien promover?  Hay de hecho bienes encontrados que pueden enfrentarnos. Habría que decir que se ha de buscar el 'verdadero' bien, aquello que sea un verdadero bien personal o social. Y para ello se requiere la colaboración de todos, la búsqueda, el diálogo, 'La verdad o hará libres', pero esa verdad absoluta corresponde solamente a Dios. La verdad humana es una verdad construida mediante el esfuerzo personal y la colaboración de todos. 

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